A menudo, nuestra capacidad para discernir si nuestras ideas son correctas o incorrectas puede verse nublada. El deseo de obtener resultados económicos a veces opaca nuestro pensamiento. Sin embargo, entre la multitud de caminos, hay uno que es el correcto, y hoy vamos a explorar cómo seleccionarlo.

Para comenzar, debo decir que en mi vida, las metas financieras se han convertido en algo común. Siendo emprendedor desde hace tantos años y teniendo interés en el ámbito del dinero, no es para nada ilógico que me plantee objetivos como “quiero ganar U$S 10.000 este mes” o “U$S 1.000.000 este año”. Hace más de 6 años, guardé en mi billetera un billete de $1 dólar al que modifiqué con un marcador para que mostrara $ 1.200.000 dólares. Esto se debe a que hice un cálculo hace años y determiné que esa sería la cantidad aproximada de dinero que necesitaría para transformar mi realidad y alcanzar mis deseos. Cada vez que abro la billetera, veo ese billete y siento como si ya tuviera el dinero. Son tácticas psicológicas que me ayudan a establecer objetivos claros.

A pesar de esto, estas metas, en su mayoría, suelen representar un obstáculo. Espero que esto no cause conflictos con los coaches que recomiendan establecer metas financieras, y aunque yo también lo recomiendo, ya que la mayoría de las personas nunca se establecen una meta financiera, quiero que este artículo sirva de guía para aquellos que practican esto a diario como un estilo de vida. El problema surge cuando esa meta financiera llena nuestro corazón de anhelos materiales, los cuales nos llevan a elegir el peor camino a seguir.

No te dejes llevar por las apariencias

Nuestra realidad es material; comemos alimentos materiales, vivimos en casas construidas con materiales físicos y las personas somos seres de carne y hueso (entre otras cosas). La mayoría de estas necesidades y deseos se pueden satisfacer con dinero, por lo que una meta financiera representa una posibilidad de modificar nuestra realidad. Por lo tanto, si estás deseando tener un millón de dólares, lo que realmente buscas es cambiar tu realidad actual. Quieres irte de tu casa actual, dejar tu coche viejo, salir de tu ciudad sin paisajes, dejar las amistades que ya no te complementan, cambiar tu profesión aburrida y estancada, dejar a tu jefe gruñon, o cualquier otra cosa.

Entonces, si lo que realmente anhelas es cambiar tu realidad, la solución correcta para definir tus objetivos consiste en determinar cuál será la realidad que te espera en el futuro. Puedes escribir tu visión del futuro en un papel o en una nota. Pero no se trata de elaborar una lista de deseos a modo de carta a Santa Claus. Se trata de visualizar y documentar dónde y cómo te ves viviendo en los próximos años.

¿No te ha sucedido que ves un superyate de 100.000 millones de dólares en internet o en algún lugar, capaz de albergar a 100 personas, y no puedes visualizarte siendo el dueño de ese barco?

No le encuentras sentido a tener la pertenencia de esa maquina enorme, ya sea por el impacto ambiental que genera, por los costos de mantenimiento, o porque simplemente no tienes 100 personas con las que llenar ese barco en tus vacaciones. Esto sucede porque nuestro ser interior tiene un camino determinado y conoce nuestras verdaderas aspiraciones. Aunque no tengamos un plan exacto, hay cosas que sabemos con certeza que no vamos a hacer. Y esto no es por "miedo", como muchos pueden pensar, sino porque no está en sintonía con quienes somos y quienes seremos. Quizás a ti el superyate no te intimide, pero piensa en otra cosa, quizás sea poseer una empresa con mil empeleados o ir al espacio (que por cierto tiene un valor de $ 450.000 dólares).

Por lo tanto, cuando te enfrentes a esa hoja en blanco, escribe solo en aquellos lugares en los que te visualizas viviendo y las cosas materiales que sientes que deben estar en tu próxima realidad. Ten en cuenta que esta hoja probablemente cambie con el paso de los años. Somos seres dinámicos y estamos en constante cambio, al igual que el mundo material que nos rodea. Los coches cambian, los barrios cambian, los estilos de las casas cambian, etc. Para afrontar estos cambios, visualízate, por ejemplo, en "un coche nuevo último modelo", "una casa amplia y moderna", "viajando a lugares hermosos" o "comprando ropa nueva y de marca", entre otras aspiraciones. Al expresar estos deseos en términos generales, puedes adaptarte a los cambios que el tiempo pueda traer. La vida tiene su propio ritmo para entregarte las cosas y uno de los peores errores que podemos cometer es tratar de controlar el tiempo en que las bendiciones deben llegar. Esta visión afectará directamente nuestro bienestar diario y las decisiones que tomamos. Así, sabes exactamente lo que quieres, pero no te decepcionas si el modelo de coche que elegiste ya no se fabrica, si ya no hay más casas disponibles en el barrio de tus sueños o si se vendió la que querías.

Elige un camino con sentido

El problema de dejarte llevar por las ideas que supuestamente te proporcionarán mayor capital, es que siempre hay una persona que se entromete y rompe toda la estrategia. Y esa persona eres tú. Las ideas en sí no son malas, y es probable que otro emprendedor las implemente y tenga mucho éxito. Pero si tú no estás en sintonía con ese proyecto, si no comparte tus valores e ideales, si no se ajusta a tu estilo de vida y a tu propósito en este mundo, acabarás saboteando todo el proyecto sin darte cuenta.

Eso fue lo que me sucedió a mí en estos años. En concreto, iniciamos un nuevo negocio entre cuatro amigos, motivados únicamente por el potencial monetario del mismo. Era un negocio que prometía muy buenas ganancias, aunque no tenía nada que ver con nuestras profesiones en ese momento. Decidimos emprenderlo para no perder la oportunidad, ya que parecía una idea brillante ante nuestros ojos. Pero fue un gran error. Tan pronto como las cosas se pusieron difíciles, todo el proyecto se vino abajo, dejando a dos de mis amigos desempleados, viviendo en ciudades a las que acababan de mudarse, y a mí con una pérdida de capital. Además, con dos amigos en mi ciudad que ahora necesitaban un trabajo para sobrevivir. Esto me llevó a contratar a estos amigos y a asociarme con uno de ellos, lo cual resultó ser una de mis peores decisiones. Al final de la historia, en tan solo un año, perdí una gran parte de mi capital tratando de mantener este barco a flote y la amistad con uno de ellos se deteriró por culpa del estrés financiero que pasamos.

Claramente, mi error, y el de todos nosotros, fue dejarnos llevar por el dinero, eligiendo la idea que más brillaba. Eso hizo que ninguno de nosotros viera un potencial para nuestras vidas en este proyecto, más allá del dinero. Por lo tanto, tan pronto como el dinero se fue, las esperanzas también desaparecieron y la idea murió de inmediato. Se dice comúnmente que las nuevas empresas no suelen obtener ganancias en los primeros dos años, ¡y nosotros abandonamos el barco solo dos meses después de iniciar el proyecto!

Por eso, mi recomendación es que nunca elijas la mejor idea basándote únicamente en los números que presenta. En lugar de eso, considera esta pregunta:

¿Si elijo esta idea/proyecto/opción, estoy dispuesto a trabajar en ella gratis durante los dos próximos años?"

Sí, es probable que ingreses dinero a la caja, pero lo más seguro es que este se utilice para cubrir los gastos del emprendimiento (materiales, empleados, oficina, etc.). Ahora bien, si esto no nada tentador para ti, es probable que estés tomando la opción equivocada. Es posible que te estés dejando llevar por tus metas económicas y estés descuidando a tu ser interior, el cual podría sabotear todo el proyecto sin que te des cuenta y cuando menos lo esperes.

En conclusión, elegir el camino correcto implica una combinación de:

  • Tener objetivos claros pero flexibles, tomando en cuenta que nuestro objetivo es cambiar nuestra realidad actual por una mejor, no solo conseguir una determinada cantidad de objetos materiales.
  • Estar dispuestos a seguir ese camino durante dos años de forma gratuita, e incluso estar de acuerdo con la idea de que, aunque nunca llegue a ser rentable, disfrutarás llevándolo a cabo todos los días.
  • Asegurarte de que el camino que eliges se alinea con tus valores y pensamientos actuales, y con los que nos gustaría tener en el futuro.

Espero que esto te ayude a tomar decisiones y recuerda que el dinero para hacer realidad tus deseos vendrá, pero solo si tienes la sabiduría de seguir tu propio camino.